Orgullo de 2ª



Es la cerveza más barata del supermercado de mi barrio. Y me encanta como luce con orgullo su papel de segunda cerveza más vendida del mundo. Y no sabe a aguachirri con gasesosa, como las coronitas de los cojones. Tiene sabor, cuerpo y un regusto amargo final que se queda contigo unos segundos antes de desaparecer tráquea abajo.



Yo lo desconocía, pero la bandera de SKOL ya puso moraos a varias generaciones anterores a la mía. Desde los años 50 pulula por garitos patrios de mala muerte y ahora se mantiene escondida, en aquellos sucios sacos de la compra en los que los punkis pies negros del Carmen venden de burle latas de SKOL a un eurazo. Cuando en Vidal están a 0'27. Eso sí que son ganancias. Viva el punk.
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