It's the song, not the singer

Mick y los chicos, hace unos cuantas decenas de años, cantaban que lo importante no era la canción, sino el cantante. Las chicas de las primeras filas que mojaban sus bragas de puntilla -en aquella época el tanga estaba por descubrir, amigas- gritaban cuando Mick se contoneaba como una culebra, mucho antes de necesitar cualquier acorde. Mick, con su pelvis cómo la de Elvis, se bastaba solo.

Años más tarde, un par de viceoclips nos demostraron lo contrario; primero los viejunos New Order se ocultaron bajo pieles más jóvenes, muchachos con pinta de molones e inadaptados -sí, se puede ser las dos cosas a la vez-. El resultado es una especie de retrato de Dorian Gray pero con el estilo de una de esas huecas pero súper molonas revistas de tendencias trendy dirty chick que se editan -cómo no- en la Barcelona de los prodigios.



Luego R.E.M. -o quizá unos cuantos años antes- y ayudados por ese paladín de lo molón súper súper underground que es Spike Jonze, hicieron este videoclip en el que los cuatro de Athens eran sustituídos por 4 japoneses -una de ellas, hembra y lead guitar-.



Viendo esto me viene una pregunta a la cabeza: ¿Por qué molan tanto los japos haciendo el congrio?
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